A partir de los 30 años, a muchos ya nos duele todo, tenemos problemas de espalda y sólo nos sirve una rodilla. Incluso abandonamos toda actividad física y si practicamos algún deporte, lo hacemos más por convivir y las cervecitas al final que por el hecho de mantenernos sanos o sentirnos competitivos.
Pero Leonid Stanislavskiy es un jugador de tenis ucraniano que a sus 97 años nos brinda una gran lección de vida y salud al conservarse activo. Actualmente se prepara para un torneo de gran envergadura en Europa y es admirado por muchos tenistas jóvenes y maduros.
Stanislavskiy comenzó a jugar tenis de manera tardía, cuando tenía 30 años. El antiguo ingeniero eléctrico descubrió en el deporte de las raquetas una manera de conservar su energía y sentirse vivo. Además, su destreza es innegable, su técnica de golpeo de la pelota sigue intacta y aún puede recorrer el largo de la cancha.
El jugador ucraniano sigue entrenando en el Club de Tenis Unicort de Jakort, pues quiere estar en forma para afrontar el torneo de Super Seniors World Championship en España durante el mes de octubre. Su objetivo es llegar a los cien años jugando tenis y enfrentar a Roger Federer. Stanislavskyi también ostenta su placa de récord Guinness como el jugador más longevo del mundo desde finales del 2020.
La Federación Internacional de Tenis tuvo que responder a las peticiones de Stanislavskiy para que abriera una categoría en la que pudiera participar, pues no había ni un jugador de su edad con el que pudiera competir, por lo que la federación le dio la oportunidad de participar en categorías de veteranos un poco más jóvenes que él.
Ahora mismo, el hombre nacido en 1924 entrena tres veces a la semana en las canchas, aunque durante la pandemia no dejó de hacer sus ejercicios en su hogar. Para Leonid, el tenis es vida, un regalo de Dios sin el que no puede vivir. Según él, la fórmula de su excelente condición física es el ejercicio, la buena alimentación y la tranquilidad.