El atleta etiope Feyisa Lilesa, cruzó la meta en el maratón olímpico de Río 2016 haciendo una seña con los brazos sobre su cabeza. Aunque parece un gesto inocente, es una protesta que puso en riesgo su vida.
La protesta podría llevarlo a la cárcel, o a la tumba, asegura, pues la seña es una protesta en contra de su gobierno.
El régimen de Etiopía está cometiendo un genocidio contra la minoría Oromo, explica el corredor.
Activistas de Derechos Humanos aseguran que las fuerzas de seguridad de ese país han matado a cientos de personas en semanas recientes durante protestas antigubernamentales, incluyendo 97 muertos a principios de agosto, reportó la BBC.
Lilesa repitió el gesto de protesta diciendo en conferencia de prensa que su vida está en peligro si regresa a casa. El gobierno está tomando las tierras de los Oromo y sus recursos:
“El gobierno de Etiopía está matando a mi gente, y me uno a todos los que protestan porque la Oromo es mi tribu. Mis parientes están en prisión y si hablan sobre sus derechos democráticos, son asesinados. Levanté mis manos en apoyo a la protesta Oromo. Si no me matan, me meterán a la cárcel. No he decidido todavía, pero tal vez me mudaré a otro país”.
El Oromo es el grupo étnico más grande de Etiopía. Ha estado protestando contra el gobierno de su país demandando una reforma política, oportunidades económicas en igualdad y un fin a la violencia policiaca.
La etnia Amhara, el segundo más grande del país, recientemente se unió a las protestas anti-gubernamentales. Cuando le preguntaron si le preocupara ser sancionado por el comité olímpico, Lilesa agregó:
“No puedo hacer nada al respecto. Este era mi sentir. Tengo un problema muy grande en mi país, es muy peligroso protestar en mi país”.