Hay muchas formas de mostrar solidaridad. Podría decirse que son actos en los que la empatía por nuestros semejantes nos hacen ver la calidad de personas que somos, así como dejar en claro que aún hay esperanza en la humanidad aunque en otras ocasiones esta pueda verse opacada por algún otro evento desafortunado. Cada vez que alguien se esfuerza, siempre habrá alguien que pueda notarlo y si no es el caso, esto no implicaría absolutamente ningún motivo para detenerse de cara a las metas que se desean cumplir.
Jayden Sutton es un joven de Georgia, Estados Unidos que con tan solo 18 años de edad se levantaba temprano para ir a estudiar a la secundaria y posteriormente dirigirse a trabajar a un restaurante para ahorrar dinero con el fin de comprarse un auto y trasladarse más rápido. Un golpe de suerte bastó para que Lavonda Wright hiciera realidad su sueño.
La conmovedora historia inicia cuando esta mujer de noble corazón vio al joven caminando bajo la lluvia y entre el frío en dirección a su trabajo, que se encontraba a 11 kilómetros de su escuela.
Le di un ‘aventón’ al trabajo el día 10 de diciembre y le dije que la próxima vez que me viera sería con un auto con el que el Señor lo bendeciría.
-Lavonda
Jayden jamás se imaginó que alguien le fuera a ayudar a cumplir su sueño. Él caminaba durante, aproximadamente, seis u ocho horas diarias en la misma rutina para ir a la escuela, al trabajo y regresar a casa cerca de la media noche.
Lavonda cuenta también que la determinación y el corazón del joven la conmovieron demasiado, lo que la llevó a crear una cuenta en GoFoundMe y compartirla en sus redes sociales, donde la meta era recaudar cuatro mil dólares. Sin embargo, la comunidad entera se unió a la causa y tan solo en un mes se logró reunir la cantidad de siete mil dólares, de los que ella y su esposo donaron más o menos mil. Después de esto, la pareja se movilizó para conseguir el automóvil.
Jayden ahora puede trasladarse más fácil, rápido y con seguridad a su escuela, trabajo y hogar debido a este gran gesto humanitario. Sin duda, la vida le sonrió. Recordemos que no hay esfuerzo en vano bajo ninguna circunstancia. Por más pequeño que este parezca, siempre será recompensado, a lo que se le puede sumar un poco de ayuda por parte de las personas más cercanas a nosotros o como en este caso, personas que menos esperamos.