Probablemente para el público que no está lo suficientemente metido en el mundo de los automóviles, el término “superdeportivo” evoca al tipo de automóviles que solo los ricos y famosos pueden costearse. Y estarían más o menos en lo correcto, excepto porque en realidad, los autos más caros son los hiperdeportivos, categoría que supera a los superdeportivos y que fue fundada por el Bugatti Veyron de 2005.
Hablando de estos vehículos que se encuentran más allá en rendimiento incluso frente a la mayoría de los Ferrari y Lamborghini, el Bugatti se ha mantenido a la cabeza en cuanto a desempeño y preferencia de los expertos, pero uno de los millonarios dueños de Bugatti más notorios del mundo, Manny Khoshbin, ha llamado la atención sobre la fortuna que cuesta el mantenimiento de estos vehículos.
El aspecto menos atractivo de tener un Bugatti
Así que ¿cuánto cuesta realmente tener un Bugatti? Dejando de lado el costo de entre dos y tres millones de dólares del carro en sí, con los Chiron estando más bien cercanos a los tres millones. Pero el costo verdadero de mantenimiento es enorme. Simplemente, el cambio de fluidos anual recomendado por Bugatti, que incluye cambio de aceite, cuesta unos 25 mil dólares.
-Manny Khoshbin
Así es, el exorbitante costo de cambiar el aceite, como todo lo demás en los autos hiperdeportivos Bugatti, viene derivado de una altísima complejidad en su entramado cuando se les compara con autos “normales”. Tomando como ejemplo el cambio de fluidos anual reglamentario, el costo de 25 mil dólares se explica con el complejo sistema de drenaje del vehículo que emplea 16 tapones de drenaje en comparación con el único tapón de drenaje que tiene un auto normal. Solo “cambio de fluidos” equivale a comprar un deportivo Toyota GR86 nuevo.
Hasta los procesos más simples de mantenimiento le exigen a los técnicos desmontar el vehículo y volver a armarlo. Además, tomando en cuenta el drenaje, ese procedimiento requiere que se retiren las ruegas y frenos traseros del Bugatti, el revestimiento de los guardabarros traseros y el revestimiento inferior del coche, solo para acceder a esos tapones.
Y, bueno, hasta los aspectos más triviales del mantenimiento de un auto así importan cuando tomamos en cuenta que se espera que estos carros alcancen los 400 kilómetros por hora cuando se les exija, pero sus requerimientos no se detienen ahí. El siguiente punto crítico de tener un Bugatti a punto son las llantas.
Las llantas deben cambiarse cada dos años, más o menos, siendo tres años el máximo que estos elementos pueden permanecer en el auto. Además, el cambio de las llantas cuesta 38 mil dólares y los rines también se deberían cambiar cada 16 mil kilómetros, lo que cuesta 50 mil dólares más, sumando unos 88 mil dólares por el “chistecito”. Con ese dinero, te compras un Camaro ZL1 de Chevrolet y te sobran más de diez mi dólares pa’ los chicles.
Sumando el cambio de llantas y el de fluidos, cada cuatro años, el costo de tener un Bugatti ascendería a alrededor de 376 mil dólares. Con eso, podrías comprar unos seis Mustang y con lo que te sobra, podrías pagar su mantenimiento durante el mismo periodo de tiempo. Dicho eso, algunos expertos estiman que el costo podría ser, en términos reales, mucho mayor, superando el medio millón de dólares cada cuatro años.
Por supuesto, el mantenimiento de un Bugatti está más allá de la imaginación de los simples mortales, así como el costo de las refacciones, pues tener a punto un hiperdeportivo equivale a estar comprando autos de una gama inferior. Pero no temas, existe una alternativa a estar pagando el costo de cada aspecto de su mantenimiento y ese es el Programa de Mantenimiento de Lealtad (LMP, por sus siglas en inglés), que se puede extender hasta por 156 años e incluso tiene paquetes para incluir a más de un vehículo.
Queda claro que el prohibitivo costo de mantener un Bugatti es obsceno. Sin embargo, Khoshbin, quien posee cuatro de estos vehículos (un Veyron regular 16.4, un Mansory Veyron, un Veyron Rembrandt y un Hermes Chiron), dice que “todos deberían conducir un Bugatti por lo menos una vez en su vida” para experimentar la sensación de velocidad y poder que transmiten, por lo que él opina que vale la pena pagar cada centavo que cueste su mantenimiento.